La legislación francesa sigue el principio de la demarcación de los territorios vitivinícolas según criterios geográficos como sistema para garantizar la calidad del vino. Este sistema de protección geográfica, conocido como Apellation d’Origine Contrôlée (AOC), regulado por el Institut National des Appellations d’Origine (INAO), ha sido la principal influencia y referencia para la gran mayoría de las regulaciones que se utilizan en el resto de países de nuestro entorno, en especial en la Unión Europea (UE). Este sistema de protección se basa en regular diferentes aspectos de las AOC, entre otros los límites geográficos, las variedades o los rendimientos permitidos, para garantizar que los vinos que están acogidos a una indicación geográfica concreta cumplen con unos mínimos de calidad.
El vino de Burdeos, el padre de la viticultura moderna.
La región vinícola de Burdeos tiene un complejo sistema de hasta 47 diferentes AOC que abarcan desde la totalidad de la región hasta zonas municipales mucho más pequeñas (ver mapa adjunto de la región con todas las AOC). Los vinos elaborados a lo largo de toda la región de Burdeos pueden acogerse a una de esas AOC, con sus respectivos colores y estilos de vinos. La primera de estas clasificaciones se realizó en el año 1855, por la Cámara de Comercio de Burdeos a instancias de Napoleón III, y por eso se la conoce como Clasificación de los Grands Crus de 1855.
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